domingo, 31 de mayo de 2020

emily anderson 2

2 capitulo


Después de ver aquella visión por la ventana, Emily se quedó sin palabras, corrió a casa, no pudo observar más, solo contemplaba estupefacta mientras corría la imagen de la casa vecina, y a la cual a la luz de la luna que se asomaba por entre las nubes se sentía lúgubre y desolada, como si no exigiera más que tinieblas en aquella dirección, corrió y se cubrió con  las sabanas de su cama en su camarote, el que compartía con su hermano Louis. No podía olvidar aquella sensación que recorrió su cuerpo al ver aquella escena descrita como paranormal, rodeando el cuerpo de sus vecinos con velas blancas, pero con seres extraídos de otro plano. La verdad la inquietaba, pero se sentía sola en aquella casa, sentía un hilo de hielo cerrar su boca y sus oídos solo podían oír silencio absoluto, descrito como ensordecedor para un alma atormentada, se acercó a sus pensamientos y leyó sus hechizos de protección largo rato en aquella noche, hasta caer dormida en medio de latín y español convencional con palabras como dominus y líbranos.
A la mañana siguiente despertó como cualquier día normal, no recordaba muy bien su día anterior y aunque saludo a su hermano durante el desayuno matinal no podía pensar en nada, su mente estaba en blanco, tal vez pensaba que había tenido un sueño extraño la noche anterior y saludo a su padre, mientras freía un par de huevos y cortaba el pan para unos sandwiches.
-buenos días, querida Emilia, que tal tu sueño?- comento George
-bien papa, gracias por preguntar y tú?- respondio emily
- pues la verdad ayer llegamos tu hermano y yo algo tarde y cuando abrimos la puerta te encontramos dormida, al igual que tus hermanas, ¿paso algo mientras estábamos ausentes?
-no todo está bien papá, solo que me canse de tanto estudiar y me dormí, oye y Penélope y rose?
-Todavía en su cuarto, no han querido bajar a desayunar. cuando me decida a ir por ellas, querrán haberse puestos traje de baño antes de dormir, ya que es la única forma de despertar bien a alguien, con agua helada.
Lo decía dando carcajadas mientras calentaba el chocolate para Emily.
Después de un momento bajaron las hermanas, todo se veía habituado a un domingo normal, en aquella casa con la misma familia de siempre, la ducha y el almuerzo y la ida a la iglesia de culto convencional en la tarde, y aunque era verano parecía un día más de otoño con hojas grises y naranjas cayendo de algún árbol y un viento helado que pasaba por la ciudad.
-qué raro que se adelantara otoño este año- dijo Louis
-normalmente el planeta da tantas vueltas que se adelantan las estaciones, ya verás que solo es lluvia, apúrate, no quiero llegar tarde de nuevo- replico George
Después de bajar del auto y correr por unos escalones hasta una iglesia de culto ministerial, Emily tropezó en el último peldaño de aquella escalera.
-Otra vez besando el suelo? ¿No te cansas de no tener los pies en la tierra, pero si los labios? Que hermana tengo -replico Penélope
-la verdad creo que le quiere dar besos al suelo porque es el único beso de amor verdadero que dará en su vida, quiero decir con alguien que no la abandone joajana- rechisto rose
La verdad ellas no eran malas hermanas, solo a veces eran crueles y les gustaba bromear y aunque Emily no dijo nada, se sintió algo mal por lo cruel que fueron.
-es que los únicos que alcanzaran las nubes y volaran como palomas serán los elegidos por el santo espíritu, el santo espíritu lo observa todo- reponía el pastor Evans en su culto dominical.
-y los alabados serán los que prometieron la vida eterna- replicaba la comunidad
-la familia Anderson…otra vez tarde, les parece un buen ejemplo para sus hijos? ¿Verdad George? Nuestra sesión ya empezó hace 10 minutos, la próxima vez no podrán entrar o cantar nuestros gozos, por lo pronto siéntense y escuchen- decía el pastor Evans desde el altar donde se encontraba.
-y es que el único que tiene poder para juzgar sus decadencias es el santo espíritu, el todo lo oye, todo lo siente, todo lo evoca y pobres de ustedes si se equivocan en sus actos porque el que calla a los ojos del espíritu, pierde su vida…su alma- decía el pastor mientras señalaba a Emily como ultima asistente.




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