sábado, 27 de julio de 2019

lagrimas en guerra

corazones rotos


En aquel día de agosto, en plena helada de otoño del cual pendían de un árbol aquellas hojas agonizantes por el frio inconcluso, se hallaba una niña de pelo lacio con matices de un café oscuro sea por la penumbra de aquel día o por la frialdad de su vida algo desfallecida y vacía, frías como esas hojas que pendían de aquellas ramas.

Lee acerca de las proclamas de la guerra en aquel periódico sensacionalista del pueblo de middletown, su pueblo natal, el cual dice que ambas tropas, aliada y oposición, luchan sin trivial acuerdo al margen de un rio en el cual la corriente no lleva agua sino sangre, en el cual los árboles se alimentan de los gritos agónicos de tantos soldados predispuestos para la batalla y sin un aliento de voluntad propia sino de ordenes cumplidas a cabalidad.

Aquella niña esta triste por su padre, por su madre, y sus hermanos, todos predispuestos a disposición de las calamidades en aquel país devastado por la insaciable guerra, destruido por el sufrimiento y saqueado por la hambruna, en el cual, todos comparten ese mismo destino, la muerte, todos excepto tal vez los más ricos y poderosos, los que imponen la mano y tiran las ordenes, aquellos que arrojan pobres a cárcel y soldados a trincheras.

Dulces mártires en aquella guerra, dulces santos en la muerte, las disputas sociales, económicas, y regionales son una misma, el deseo al dinero llama a la puerta a poderosos, todo esto para que una pequeña niña recostada en aquel árbol marchito, vea a lo lejos un puente desbordante de sangre, y un pasto manchado de rojo, marchito y con cantos fúnebres que rezan los querubines.
La pequeña niña vuelve a casa, su madre la acoge:

-hola pequeña Alicia, ¿dónde estabas? Me tenías preocupada mientras cosía mi tela de holán
-mi pequeña Alicia, mi niña desdichada, no sufras en vano, tu padre y aquellos hermanos volverán

Una sonrisa tenue, una mirada, un beso y una caricia triste en aquella sala, con aquellas sillas rotas por termitas, en mesas delgadas de madera de pino, con cortinas de tela mugrosa por el polvo y la humedad.



miércoles, 17 de julio de 2019

recuerdos desmoronados


Estados salvajes


Estados salvajes
Entre destellos fugaces
Miradas tristes escabullidas
Entre nada mas que bestias y fauces

Tormentas nevados
Y relámpagos sin gloria
Luz tenue de aquella ventana
Y matices tristes en aquellas sombras

Entre miradas lentas y olvidadas
Escampan un par de cuerpos en ropas holgadas
Meditando una ultima palabra aquella noche
Entre sabanas de terciopelo hace tiempo orgásmicas

Entre tu y yo hay un abismo
Entre nosotros dos un lazo roto
Mientras la cama se desmorona poco a poco
Y nos sentimos atrapados en un pozo

El amor que nos ahogaba se ha secado
Lagrimas quedan de tantos suspiros
Solo cenizas quedan en nuestra chimenea
Y empalagosas palabras en aquellos labios

Solo ansio esa noche serena
En que tu no vuelvas a saber sobre mi
Mi deseo es no pasar la noche en vela
El dia que no pueda estar junto a ti

Ya que la sensación de tu cuerpo me despierta
En el sillon, en la estancia y hasta el comedor
Nubarrones que empañan mi esperanza
Y besos frios que son mi terror

Luces de mortuario ya maltrecho
Frio en aquella habitación
Velas blancas en aquella penumbra
Y una mirada tenue que proclama adios.






martes, 9 de julio de 2019

panda


diferente en cierto sentido pero no particular



Bello panda de ojos color carbón
Dulces ojeras de aquellos sueños perdidos,
Almacenas recuerdos y viertes ilusiones
En aquella mañana de invierno vacía
Entre tazas de chocolate y melancolía

¿Oyes mis tiernos besos aun en tus mejillas?
¿Sientas mis caricias yacientes en tus caderas?
Ser embellecido por las noches ya serenas
Y uno que otro nuevo momento vivido en tu piel

Sabes ver el querer en tus amantes
Intentas ocultar el pasado insulso en tu memoria
Olvidas con cierto frenesí aquello que duele
Mientras anhelas un momento más de aquellas fantasías

No estas solo mi querido amigo
No te sientas triste en este mundo ya acabado
Tu lecho sigue caliente y tu almohada aun con huellas
Y aunque alguien no te quiera, permaneceré aquí

Dulces calles acongojadas entre besos y caricias
Momentos ya olvidados nocivos para el corazón
Clases abandonadas entre timbres escolares
Y los incontables suspiros en aquella desilusión

No pertenezco a ti como así crees
Soy un recuerdo aquello como la última vez,
Mientras en mi mente a veces sin querer te desentierro
Y en mi corazón una letra que siempre permanecerá alli

Dulces estrellas de aquella noche consternada
Tiernas melodías pasajeras aquí y allá,
En aquella mañana de invierno vacía
Entre tazas de chocolate y melancolía