domingo, 7 de junio de 2020

emily anderson 3


3 capitulo

Las cosas continuaron igual que siempre aquella tarde de domingo, el mismo sermón del espíritu, los mismos cantos dominicales, y la misma agua estancada en la pila a la entrada del ministerio. Nadie se percato de nada desigual o extraordinario ocurrido recientemente, ni del clima frio que no era habitual en verano, todo parecía seguir un hilo de normalidad habitual que no destacaba en lo más mínimo, los caminos seguían igual, las piedras no se habían movido de su lugar.
Mientras solo la brisa distinguía de las demás personas. el viento que llamaba a Emily con su misma voz que ella escuchaba a diario. Solo que esta vez no le decían lo mismo de siempre, le advertían de un peligro andante que Emily no distinguió entre la multitud.
-cam-bi-os se aproximan Emily; se apro-xi-ma… prepárate…prepárate… - le decían con susurros que una persona confundiría con un simple silbido.
La verdad Emily solo se sentía pensativa en aquellos momentos, dentro de si pensaba que había sido su imaginación, aunque ella siempre lo hacía, no podía imaginar que la brisa le hablara, que los animales interactuaran como diciéndole algo. Ya que eso no era normal en los chicos de su edad. La verdad ella siempre se había sentido solitaria en su vida y para nada normal. Aunque le gustaba la oscuridad y sus libros de historia obscura. Solo se sentía como otra chica habitual en su edad, que se siente atraída hacia lo desconocido, lo que la llamaba desde la sombra y lo inhabitual.
El camino a casa siguió su Cruce, su padre y hermanos cada uno a su habitación, pequeñas gotas de lluvia se empezaban a derramar por aquel cielo oscurecido por la noche. Emily solo se sentaba en su habitación y por la ventana alcanzaba a observar la casa de sus vecinos, aquel día no los había visto en la congregación y solo veía la oscuridad en aquella casa.
-como si hubieran salido y no vuelto- se decía Emily
-seguramente fueron de visita donde un amigo- dijo su hermano Louis interrumpiendo la meditación de Emily
-y si les paso algo- comentaba algo asustada Emily
- porque te preocupas? Seguro vuelven pronto, creo haberlos visto esta mañana- seguía diciendo Louis no dándole mucha importancia al tema y volviendo a dormir en su lado del camarote observando las estrellas que estaban colocadas en las tablas del lado de Emily.
-es que creo haber visto algo, Louis, algo extraño ayer- decía Emily con una voz que le temblaba
- seguro fue tu imaginación, no le des tanta rienda suelta, mejor levántate, creo haber escuchado a papá llamarnos a cenar…vamos pequeña loquita no quiero que se enfríen mis huevos- decía Louis mientras saltaba del camarote y se ponía en pie
Emily no dijo nada solo se levantó y pensó todo el camino a la mesa, no le gustaba que le dijeran loca, aunque fuera por su familia. Pero lo perdono. No le gustaba guardar rencor a su familia, aunque a veces la sacaran de quicio y se fue directamente a la mesa. La noche estuvo fría y aunque el chocolate la calentó un poco se dio cuenta que este tenía un exceso de canela, que, aunque no le daba mal sabor, se lo cambiaba, le daba un olor hostigante y por algún motivo le molestaba la nariz, no sabía si era por el chocolate o la rinitis, pero si sabía que le disgustaba.
aquella noche después de ver una película llamada el monstruo del lago, Emily prefirió despedirse de su familia y decir que sentía frio que se iba a dormir, así que antes de hacerlo fue a la ducha y prefirió darse un baño con agua caliente, pero la verdad cuando apenas se había empezado a duchar sintió como un viento helado se colaba por la rendija de la ventana, y de un momento a otro pummm, la ducha cambio de agua caliente a agua fría. Todo esto hizo que Emily lanzara un grito
-ahhhhhh- grito Emily. A lo cual cerro con rapidez la llave del agua.
-Todo está bien hija- pregunto su padre desde la estancia
-si papá todo está bien…solo fallo la ducha y salió agua fría- respondió Emily
-a veces pasa hija- procura darle un golpecito y ya verás como todo se soluciona- terminaba de decir George sin preocupación en su voz.
La verdad Emily prefirió no seguir con su baño, se puso la toalla y camino hacia el espejo, dispuesta a cepillar sus dientes y mientras lo hacía cantaba una canción en su cabeza, la canción que había escuchado esa mañana antes de salir con familia. La verdad no sabía dónde la había escuchado antes ni de donde provenía, pero le gusto su melodía, era tranquilizadora y suave, como un jazz mezclado con blues, pero sin tonos tristes. Después se miró en el espejo empañado por el vapor y observo una sombra detrás de ella que la dejo pasmada, lo suficiente como para hacerle caer el cepillo de su boca y no decir nada por unos segundos que le parecieron horas. Después cuando pudo recobrar dominio de si, miro atrás y no pudo ver nada, volteo de nuevo al espejo y pudo ver que en las marcas del vapor empañando el espejo se alcanzaban a ver unas letras que decían…Emily.